jueves, 29 de noviembre de 2012

MALDAD


Lenguas nacidas infernales
Difuminan en súbitos ahogos 
Las modestias mansas del alba.

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Cavilaciones  encapotadas
Vejan la voz en la garganta,
Sangran el llanto escarlata.
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Dientes que sonríen iras
Entretejen mil artimañas
De  vil nobleza coronadas.

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Días que despojan mudos
Lo poco o tanto que no tienen,
Aun  lo recién sospechado.
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Las manos  manchadas;
Desangradas, las inocencias:
Son  prospectos de maldades

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Pies de marchar acelerado
Tras  los alientos huyendo
Sin saber  si hay camino.
Sabiéndose aún vivos
Solo porque que respiran
Y tú y yo con denuedo
Aferrados al martirio…a la vida.

martes, 20 de noviembre de 2012

HIPOCRESÍA - versos

  HIPOCRESÍA - versos
Vidas sin iguales
De efervescencias obsesivas
De locuras maquinales
Hastiados de deseos
Ennoblecidos cenicientos
Discurriendo hacia el ocaso.

Vidas infernales
Vestidas de edén
Sorpresas abrasando
En sabores disimulados

Rostros apaciguados
Tras pensares fantasmales
De hiel alegría
Plomo convertido
Cargando un exilio
Que late…muerte
Muertes inesperadas

Un unísono de gritos
Falsas verdades dicen
Son vuestros espíritus
Zambullidos en sus almas.

Explosionan las calmas,
Y perturbadas las aguas
Despojan las  migajas
De amores austeros
En los lirios acorazonados
Total ¡es amor! Dices.

Existencias quizá justas
Desabridas injustas
En los sabores sutiles
De un tornado enloquecido.
Les han mudado la razón
Extraviándolos desolados
Existen en  el disgusto de vivir,
De reír…y morir en sus labios.

ESPEJISMO -poema

        ESPEJISMO -poema
    Con vehemente brío te quise
Abrigando esperanzas por venir:
Ilusiones que nunca han de llegar.
 
Te desee cual candor de sol,
Refulgiendo cálido en el desierto
Te amé evocando olvidos
Que revelaron ausente desazón.

Bajo sentencias oscuras, te quise
Hablando de gallardía sin cobardía
De sangre a derramar y amor a loar.

Amé sin prever en cuál cielo te vería,
Sin augurar en cuál tierra estarías,
En cuál pluma y letra te encontraría.
Mírate  ahora, fulgurando en mis ojos;
Cansados de ser brújulas bajo el sol.

Sueñas mis noches de lectura velada
Incrustada como  marfil en ficciones
Que son barcos movidos al soplido
De un suspiro que pinta esperanza
Ilusión de verte amar… verme amar

 Amé las sombras misteriosas
Conjugadas en coquetería femenina
Sensual e inusual a la razón
Aunque bien la imitabas
Ella enmudecía en el silencio,
Cantaba de amor su mudez
Miraban cariño sus voces;
No sangraban el corazón
Como escarban dolor
Los tuyos sin nombrar
Sin siquiera mirar y sentir.

Te amé ¡mucho he gritado!
Para estar abandonado
En el espejismo  vejado.

No estas más en mi mundo gris
Solo en el recuerdo, que se niega a morir…
2006

domingo, 11 de noviembre de 2012

CON VIDA SIN VIDA


CON VIDA SIN VIDA

Razones que no  sabrán entender, explicar; cubren nuestra existencia, somos seres al que respiran, quizá hasta sientan el crepitar de nuestros dientes, cuando sabemos que no pasaremos de ser una escueta tormenta: escurriendo cascadas de espantó  en las espaldas, estamos aquí en esperan de una luz. Siempre en la oscuridad, cobijando una esperanza en lo ya perdido, desde siempre. Ni el de reluciente vestido, ni el más negro de alas, nos han sacado de este mundo, en el que nuestros huesos solo son polvaredas fantasmales.

“!nunca¡…déjame… ¡que me dejes!” su voz estrepitosa acaba de llamar la atención, todos al unísono  han volteado y reposan las miradas sobre el cuerpo del muchacho, que sentado, según el brillo de sus ojos, en un corredizo angosto y largo, de paredes frías,  donde aparentemente todos  caminan a prisa; unos, niños en brazos, niños que se retuercen como endemoniados; hombres alicaídos, cuya mirada perturbada  brilla  a todo momento sorpresa. Es un lugar colmado de gritos desgarradores que escapan tras los ventiladores.

Una mujer rechoncha  avanza con firmeza, es amable de rostro, Los ojos pequeños en exageración, como el peso que cuelga bajo su vientre, su figura parece hablar de una caricatura humorística, todo en ella es extremado, los pasos pequeños , pero rápidos, la boca tan roja como minúscula “como esta mi hishito” habla, mientras su brazo gordo se acuesta sobre  el cuello del muchacho “toy bien maaa…porque me traes aquí…sácame de aquí… ¡cállate!” cuelga de su pecho y como un niño asustado, lloriquea sin remedio, zapateando en el piso “tranquilo mi hishito” una idea superior a sus fuerzas reina sus movimientos y… veloz el muchacho, con el rubor enrojeciendo sus mejillas, retira su cuerpo de la mujer, que se halla despedida con tal fuerza  hacia atrás, que  cae en el pavimento, lentamente, regando sus carnes por el piso “que demonios estoy haciendo  aquí” sus rostro se enciende en rojo vivo…le turba por un momento cuanto le rodea, el bullicio de eso críos salvajes desgarrando el pecho de sus madres, desaparece; el corredor largo y angosto, no mide más que unos metros, mira a quien sabe que es su madre,  mientras algunas manos féminas  con afán la devuelven al banco… el hombre enfurecido,  ya está escapando ¡de     qué! Escaleras abajo se arroja y el retintín de sus pasos aumenta su furor, inútilmente  pretende escapar sin ser visto, ni oído…la demencia se enraíza aun más, descubre como sus oídos enloquecen;  con los motorizados clapsoneando  sin tregua; los silbidos agudos de un desperfecto mecánico o solo los miles de pasos tan desacompasados… el joven siente al cruzar el umbral del edificio, que el aire como miles de hilos  laser cortan su cuerpo en mil pedazos, sus oídos avistan al mismo, mil conversaciones que viajan en el aire que respira y expira , sus corazón se acelera como esas bocas en movimiento y esos gritos desesperados…ni hablar como enloquecen  los ojos, la nariz y más sentidos, pero… él se pierde en algún mundo mágico y luce tranquilo, lo era siempre, odiaba el bullicio , el gentío y todo en masa, la soledad quería, espacio deseaba, el silencio veneraba y acaso no fue entonces que su vida cambio o al menos eso deseaba ¡un cambio!... pero nunca estuvo seguro de que quería cambiar, solo mutar. En esa tarde que por infortunio, fue a encontrarse con aquella belleza, que ahora descansaba en la fealdad de un descuido profesional… sino la hubiera dicho “quiero hablar contigo…y no hables hasta que no haya terminado” y ella cándida en fingimiento, con los oídos atentos, acostumbrada a galanteos,  concebía como sabido lo que iba a decir el muchacho… tantos años esperando para decir la idea   que maduraba a cada hora. “no quiero seguir siendo el tímido del salón” lo era, poco de hablar, poco de quererse y mucho de amar a otros; era la plena demostración de aquel que da amor, sin amarse. Poco le importaba su vida  que consideraba un nada. Odiaba a su familia desde que descubrió en biología: genéticamente estaba predispuesto a ser grasoso y corto de tamaño. Entonces odiaba de noche sus carnes, como odiaba sus padres, maldecía dentro de las sabanas su vida puerca, y es que era como le llamaban en el colegio “porki”.  Pero quería cambiar… demostrar que una chica podría fijarse en él. Tal vez esto le ayudaría a conquistar el amor para consigo “yoo…ooo… te..e..e hummmnnnn”  apiñó los parpados fuertemente  y había dicho “yo te amo” todo fue más fácil después, las palabras casi poéticas, melifluas, caían de sus labios sinceros, directo a los pechos y el rostro insensible de la muchacha, que fingía  atención, sin embargo maliciosamente tejía ponzoña… 5 minutos de tensión le volvieron liviano, a pesar  de su peso. En un respiro profundo termino lo que tantas horas le había llevado planear y practicar.

Tenue descanso sus ojos sobre la mirada fría de la muchacha, esperando encontrar un sí en su silencio  desafiante, volvió a mirar sus labios como cuando antes de empezar su discurso, y los notó entumecidos, más aún cuando de  tan bellos labios de la muchacha,  erosionaron volcanes, que sus oídos no podían soportar, que sus cuerpo no podía resistir tal calor  picante  “que gracioso eres… ¡óyeme bien porki  pulga! Dile ese montón  de estupideces a una marrana, crees que shyo…shyo… ¡imbécil  nadie… pero nadie  se va fijar en alguien como tú!...” ni ver el homicidio brutal de su madre, ni una masacre masoquista le hubieran puesto así como era ahora, ni siquiera supo de lagrimas, ni de cólera, solo era como la ausencia tan callada. El brillo de sus ojos opacó a morir, su cerebro muerto, con el corazón apenas perceptible, hicieron que su ausencia se prolongara por media hora,  hasta que sus pies empezaron a moverse. Llegó a casa y sólo estando bajo las sabanas se echó a llorar amargamente, arañando su cuerpo, sangrándolo al instante. Golpeando su vientre; con puños enfurecidos,  arrancó sus cabellos; quienes gritaron de dolor. Tres días encerrado, retando a la fuerza e ira de su padre, resistiendo al cariño de su madre quejándose tras la puerta. La mañana del cuarto día en la oscuridad de su sabana “fiax lux” se hizo la luz en un extremos de su pensamiento, como de costumbre su madre golpeo la puerta  “shijito tienes que comer algo… ¡por dios! Sal…es tu cumple shijito” complació a su madre, a la sed y al hambre que devoraba sus entrañas.

El día transcurrió sin más novedades que comer para saciar su hambre, curar sus heridas y recibir las caricias de su madre, mientras esta le susurraba al oído “cuéntame shijito que es lo que paso… porque no quieres contarme… tienes que volver al colegio”  pero el estaba tan lejos de mente, que nada podía oír; se hallaba en un nimbo de colores salpicado, en un mundo tan real como imaginario, robóticamente se alzo, calculando el tiempo que le tomaría llegar al lugar, en la hora exacta, salió de casa, pese al afán de su madre por retenerlo. Camino viendo una y otra vez  el reloj, aceleró y pauso sus pasos hasta que la noche empezaba a cubrir el día, nada decía, solo esa luz le guiaba el (fiax lux) alumbraría la noche que ya estaba sobre él . Se detuvo y  la ciudad brillaba a kilómetros lejos, como una única estrella en el cielo, reposo sobre el grass húmedo, miró al cielo  y el brillo de un astro le recordó a la muchacha, entonces una lágrima nació en sus ojos y se cristalizó al caer en una hoja ¿Quién sabe porqué? Tendido bajo el cielo temblaba ¿Quién sabe porqué? La noche profunda, densa descansaba sobre su pecho, hasta que algo le hizo erguirse de un  brinco, la alarma de su reloj cortó la tenebrosidad y el silencio. Era media noche, hora perfecta ¿Quién sabe para qué? El hombre alzo las manos al cielo y palabras que no entendí profirió tembloroso, sentimientos que no percibí rasgaron su corazón, después de cinco minutos sus pies como hielo al sol se derritieron, hundiendo su rostro bajo el brazo, al caer.

Despertó bajo las sabanas blancas de un hospital, le atemorizó de sobremanera el blanco de las paredes, le recordó un sepulcro gigantesco, las flores en un florero le aterrorizaron más aun, por alguna razón veía en ellas, las flores de un panteón. Se levantó y… “shijto que haces… ¡quédate donde estas!... aquí estoy contigo… nada te va a pasar” sus ojos no reflejaban la mirada sincera de días atrás, sus movimientos, su voz parecían ajenos al  “porki” del que tanto se burlaban. Omitió las palabras de su madre y  levantándose abandono la cama con fuerza endemoniada, que nada podían hacer para retenerlo. En la calle vio su cuerpo reflejado en un cristal y su mirada sincera volvió a sus ojos “todo esta bien”  pensó  aturdido “estas porki” alguien dijo, miro su redor con cautelo y nadie que le era familiar rondaba por ahí, sacudió su cabeza con cierta cólera  y volvió a oír “estas porki”. Era tarde para amarse a si mismo… ¡estaban en él!.

diez años sintiendo hambre, sed, diez malditos años esperando sentir una vez más, solo una vez más, un cuerpo femenino bajo el peso de nuestro cuerpo. Tantos años compartiendo vida de uno, la misma hembra para hacer el amor, el mismo plato para comer, la ropa extravagante en los mismos colores brillantes.

Si al uno de nosotros no se le hubiera ocurrido quemarse a muerte. Y pensar… sólo por no compartir  a la hembra que tan loco le traía… no estaríamos en este cuerpo tan grasoso, pero mejor esto aquello.

Las cosas han cambiado entre los tres desde entonces,  nuestros intereses son otros, será que aunque si cuerpos hemos madurado, él dice que la maldad lo acarreo en la sangre, creía eso de él, pero si tuviese carnes tal vez superaría a porki en compasión, sería sin duda una monaguillo dedicado a la caridad, el tercero se cree mozuelo bello, por quien  las hembras se mueren, reconozco que no es feo…es que ni de eso puedo hablar, nuestros cuerpos son gaseosos… como quiera que sea, estamos aquí convidados por él…vaya suerte al seguirle, pero nunca se sabe lo que pueda pasar al final…

Nada volvió a ser como antes, él volvió al colegio armado un torbellino, fue expulsado, claro está, por culpa del primero; internado en un seminario, por  culpa del segundo; bofeteado por mil damas, por culpa del último.

Ahora parado en la calle solo por culpa suya “no puedo seguir…no quiero seguir llevando esta vida…estas vidas… me están enloqueciendo” “¡qué dices! ¡De que hablas hombre! tú me enloqueces” “crees que con ese cuerpo vamos a conseguir al menos una… solo una… ¡eres un perdedor” “cállense!... ¡basta! no se cansa de hacer el mal…”  “pero de qué mal hablas… el único mal aquí es porki” “shijito” la madre con el tobillo amoratado, acaba de bajar las escaleras sin dificultad  “te vas a poner bien shijto… el doc. te espera … no te hará nada…solo vuelve conmigo shjito” le toma de la mano, y el muchacho la aprieta con fuerza  por lapsos “solo quiere hablar contigo… no te hará daño… ni siquiera tendrás que tomar pastillas…por favor ahjito no me hagas esto… no ves que me haces llorar ” la cabeza del muchacho es un hervidero de voces que van y vienen sin descanso , sin sentido “no más” “que dices shjito” “no mas estoy cansado de ustedes” “porque shjito…no digas eso  tu pa y yo te queremos ”  “voy a terminar con ustedes… ¡no! ¡no! ¡no!” la madre hecha una esponja que después de absorber tanta agua  la devuelve por los ojos en caudales mientras guía arrastras al muchacho hacia el cuarto piso . al llegar al pasadizo,  el muchacho ve al doctor asomando la cabeza por la puerta del fondo, en ese momento uno  de los tres acaba de recordar…  aterrorizado, chasqueando sus dientes descontroladamente … el inyectable en sus manos, la sangre abundante en su rostro… no soy un asesino…”  irrumpe en pescuezo del muchacho “no eres hijito…se que nunca nos harías daño”  la madre arrastra cojeando a su hijo, se que nunca nos harías daño” la madre casi a rastras trae al muchacho,  sin poder simular la  cogerá de sus pies “ya no puedo más…” el hombre sacude la cabeza, se suelta del brazo de su madre con gran impulso que la rechoncha aúlla de dolor en el piso, el hombre corre hacia la ventana, que parece gritar adivinando lo que va a pasar … “qué demonios haces… ¡no! ¡no! ¡no! ¡Sí!” la ventana cristalina en  miles de pedazos  cae al vacio, los vidrios puntiagudos cortan el aire que enmudece  de miedo. El cuerpo del hombre  levita en el aire por un segundo y cae sangrando en los vidrios, abre los ojos que los ha tenido cerrados y ve su silueta en los cristales del edificio de enfrente, y siente tanto asco como cuando estaba debajo de sus sabanas hace años, su vientre prominente se desangra a  caudales  “¡no! ¡no! ¡no puede ser!” chillan arañándole la masa gris del cerebro. Todo  vía andante lo ha oído, detenidos mira miran aquel espectáculo de película. Un descuidado al volante percatado del sonido ha volteado los ojos hacia arriba, e instantáneamente ha cerrado los ojos, para nunca más volverlos a abrir. El tráfico se ha detenido, el tiempo transcurre lentamente y el cuerpo del hombre se ve suspendido por unos minutos, una atrevida, audaz ha corrido con su cámara en el que está filmando todo, desde los primeros indicios de suicidio , la muerte instantánea del taxista, y ahora justo debajo de la sombra del muchacho que esta apunto de estrellarse en el  pavimento, y solo faltando tan poco, ha evitado que ese cuerpo de tres, se hunda en ella , la sangre mana torrentoso por el piso, la mujer tiene una gotas en su rostro, pero le alegra  tener la cámara en sus manos, el  suicida escapa de su cuerpo, expulsado con arranque, junto  a él los otros tres cabizbajos lo siguen  “ ¡acaso eres un imbécil!” “es un imbécil” “¡basta!... no es culpa tuya… perdóname… pero no sabía qué hacer… sólo quería un poco de agua” el suicida no encuentra palabras, no encuentra la razón, no procesa en absoluto…nada, apenas y asimila lo que está pasando, mira su cuerpo desangrado, voltea sus ojos al cuarto piso, ve a su madre bufando como el demonio, con fuerza de mil búfalos.
“ ¡maldición!” el hombre muerto del volante, despide un puño furiosos que cae en el rostro del muchacho “es culpa tuya que este muerto”  le reclama resignado, en ese instante una nube negra se aloja sobre su cabeza y lo consume inminentemente, se queja pero ya no está a la vista de los cuatro suicidas, el muchacho lo recuerda “existe vida después…”  grita en sí mismo, sabe que no ha obrado bien, espera que una nube negra como aquella descienda  sobre él y los consuma, pero larga es la espera y aún no llega, mientras los otros tres, sentados sobre la , codician la vida que camina delante de sus ojos llorosos,  el hombre los ve y siente tanta ira hacia ellos, anda precipitado  hacia ellos, “ ¡ustedes me han llevado a esto… ¿Por qué aun estoy aquí…están aquí?!” con mucho fiasco  el bueno de ellos responde “somos suicidas…esa es la razón”  se queda tieso sin encontrar respuesta… con tantos enigmas en su rostro, con tantas contriciones en su corazón…. Con tanta sed y hambre, pues ya pasaron tres días y su vientre empieza a retorcerse de dolor, los miles de suicidas que caminan en la calle se compadecen de él “le tomará tiempo… acostumbrarse”… los otros tres caminan tras sus espaldas como recordándole su error… nunca lo abandonarán, seguirán tras él, esperando que esa idea pequeña empiece a crecer, “tengo que buscar un cuerpo donde refugiarme…Tengo Que Buscar Un Cuerpo Donde Refugiarme…
TENGO QUE BUSCAR UN CUERPO DONDE REFUGIARME”… son años los que han pasado y el persigue a los más tristes de esta vida, a los desesperados, a los descontentos con su cuerpo…tantas personas que en algún momento, con un poco de suerte dirán “te invito a mi cuerpo” y él estará ahí para acatar tal orden.

Lo escribi hace un año...disculpen por los herrores...que pudieran haber... !UN ABRAZO!

viernes, 2 de noviembre de 2012

Poemas-inconsciente

INCONSCIENTE

En instantes que no debo;
escogerme al delirio.
Al tiempo que grito
sollosante bajo el agua
 un tremendo suspiro
se apiada del herido:
Corazón que busca
 el alma callada difuminada
 de una eterna biósfera instantanea
 del que no entiendo;
ni un poco o es nulo
 lo que sé de este dormitado recuerdo
que de pronto solo ecribe
sin atolondramiento
sin pensar en cuál palabra
prefiere seguier en el verso...